Español Spanish Forum esTraducir.com

 找回密码
 立即注册
搜索
热搜: 活动 交友 discuz
查看: 1990|回复: 1

(Parte 1-Capítulo 4-Complot)第一部分第四章 阴谋

[复制链接]

381

主题

60

回帖

1915

积分

管理员

Rank: 9Rank: 9Rank: 9

积分
1915
发表于 2019-6-5 16:58:22 | 显示全部楼层 |阅读模式
Capítulo cuarto
Complot
Danglars siguió con la mirada a Edmundo y a Mercedes hasta que desaparecieron por uno de los ángulos del puerto de San Nicolás; y volviéndose en seguida vislumbró a Fernando que se arrojaba otra vez sobre su silla, pálido y desesperado, mientras que Caderousse entonaba una canción.
-¡Ay, señor mío -dijo Danglars a Fernando-, creo que esa boda no le sienta bien a todo el mundo!
-A mí me tiene desesperado -respondió Fernando.
-¿Amáis, pues, a Mercedes?
-La adoro.
-¿Hace mucho tiempo?
-Desde que nos conocimos.
-¿Y estáis ahí arrancándoos los cabellos en lugar de buscar remedio a vuestros pesares? ¡Qué diablo!, no creí que obrase de esa manera la gente de vuestro país.
-¿Y qué queréis que haga? -preguntó Fernando.
-¿Qué sé yo? ¿Acaso tengo yo algo que ver con...? Paréceme que no soy yo, sino vos, el que está enamorado de Mercedes. «Buscad -dice el Evangelio-, y encontraréis.»
-Yo había encontrado ya.
-¿Cómo?
-Quería asesinar al hombre, pero la mujer me ha dicho que si llegara a suceder tal cosa a su futuro, ella se mataría después.
-¡Bah!, ¡bah!, esas cosas se dicen, pero no se hacen.
-Vos no conocéis a Mercedes, amigo mío, es mujer que dice y hace.
« ¡Imbécil! -murmuró para sí Danglars-. ¿Qué me importa que ella muera o no, con tal que Dantés no sea capitán? »
-Y antes que muera Mercedes moriría yo -replicó Fernando con un acento que expresaba resolución irrevocable.
-¡Eso sí que es amor! -gritó Caderousse con una voz dominada cada vez más por la embriaguez-. Eso sí que es amor, o yo no lo entiendo.
-Veamos -dijo Danglars-; me parecéis un buen muchacho, y lléveme el diablo si no me dan ganas de sacaros de penas; pero...
-Sí, sí -dijo Caderousse-, veamos.
-Mira -replicó Danglars-, ya lo falta poco para emborracharte, de modo que acábate de beber la botella y lo estarás completamente. Bebe, y no lo metas en lo que nosotros hacemos. Porque para tomar parte en esta conversación es indispensable estar en su sano juicio.
-¡Yo borracho -exclamó Caderousse-, yo! Si todavía me atrevería a beber cuatro de tus botellas, que por cierto son como frascos de agua de colonia... -Y añadiendo el dicho al hecho, gritó:- ¡Tío Pánfilo, más vino! -Caderousse empezó a golpear fuertemente la mesa con su vaso.
-¿Decíais?... -replicó Fernando, esperando anheloso la continuación de la frase interrumpida.
-¿Qué decía? Ya no me acuerdo. Ese borracho me ha hecho perder el hilo de mis ideas.
-¡Borracho!, eso me gusta; ¡ay de los que no gustan del vino!, tienen algún mal pensamiento, y temen que el vino se lo haga revelar.
Y Caderousse se puso a cantar los últimos versos de una canción muy en boga por aquel entonces.
Los que beben agua sola son hombres de mala ley,
y prueba es de ello... el diluvio de Noé.

-Conque decíais -replicó Fernando-, que quisierais sacarme de penas; pero añadíais...
-Sí, añadía que para sacaros de penas, basta con que Dantés no se case, y me parece que la boda puede impedirse sin que Dantés muera.
-¡Oh!, sólo la muerte puede separarlos -dijo Fernando.
-Raciocináis como un pobre hombre, amigo mío -exclamó CaderOusse-; aquí tenéis a Danglars, pícaro redomado, que os probará en un santiamén que no sabéis una palabra. Pruébalo, Danglars, yo he respondido de ti, dile que no es necesario que Dantés muera. Por otro lado, muy triste sería que muriese Dantés; es un buen muchacho; le quiero mucho, mucho; ¡a tu salud, Dantés! ¡A tu salud!
Fernando se levantó dando muestras de impaciencia.
-Dejadle -dijo Danglars deteniendo al joven-. ¿Quién le hace caso? Además, no va tan desencaminado: la ausencia separa a las personas casi mejor que la muerte. Suponed ahora que entre  Edmundo  y Mercedes se levantan de pronto los muros de una cárcel; estarán tan separados como si los dividiese la losa de una tumba.
-Sí, pero saldrá de la cárcel -dijo Caderousse, que con la sombra de juicio que aún le quedaba se mezclaba en la conversación-; y cuando uno sale de la cárcel y se llama Edmundo Dantés, se venga.
-¿Qué importa? -murmuró Fernando.
-Además -replicó Caderousse-, ¿por qué han de prender a Dantés si él no ha robado ni matado a nadie?...
-Cállate -dijo Danglars.
-No quiero -contestó Caderousse-; lo que yo quiero que me digan es por qué habían de prender a Dantés; yo quiero mucho a Dantés; ¡a tu salud, Dantés, a tu salud!
Y se bebió otro vaso de vino.
Danglars observó en los ojos extraviados del sastre el progreso de la borrachera, y volviéndose hacia Fernando, le dijo:
-¿Comprendéis ya que no habría necesidad de matarle?
-Desde luego que no, si pudiéramos lograr que lo prendiesen. Pero ¿por qué medio...?
-Como lo buscáramos bien -dijo Danglars-, ya se encontraría. Pero ¿en qué lío voy a meterme? ¿Acaso tengo yo algo que ver...?
-Yo no sé si esto os interesa -dijo Fernando cogiéndole por el brazo-; pero lo que sí sé es que tenéis algún motivo de odio particular contra Dantés, porque el que odia no se engaña en los sentimientos de los demás.
-¡Yo  motivos  de  odio  contra  Dantés!,  ninguno,  ¡palabra  de  honor!  Os  vi  desgraciado,  y  vuestra desgracia me conmovió; esto es todo. Pero desde el momento en que creéis que obro con miras interesadas, adiós, mi querido amigo, salid como podáis de ese atolladero. Y Danglars hizo ademán de irse.
-No -dijo Fernando deteniéndole-, quedaos. Poco me importa que odiéis o no a Dantés; pero yo sí le odio; lo confieso francamente. Decidme un medio y lo ejecuto al instante..., como no sea matarle, porque Mercedes ha dicho que se daría muerte si matasen a Dantés.
Caderousse levantó la cabeza que había dejado caer sobre la mesa, y mirando a Fernando y a Danglars estúpidamente:
-¡Matar a Dantés...! -dijo- ¿Quién habla de matar a Dantés?
¡No quiero que le maten... !, es mi amigo... esta mañana me ofreció su dinero..., del mismo modo que yo partí en otro tiempo el mío con él... ¡No quiero que maten a Dantés... ! , no... , no...
-Y ¿quién habla de matarle, imbécil? -replicó Danglars-. Sólo se trata de una simple broma. Bebe a su salud -añadió llenándole un vaso-, y déjanos en paz.
-Sí, sí, a la salud de Dantés -dijo Caderousse apurando el contenido de su vaso-; a su salud... a su salud... a su...
-Pero ¿el medio...?, ¿el medio? -murmuró Fernando.
-¿No lo habéis hallado aún?
-No, vos os encargasteis de eso.
-Es cierto -repuso Danglars-, los franceses tienen sobre los españoles la ventaja de que los españoles piensan y los franceses improvisan.
-Improvisad, pues -dijo Fernando con impaciencia.
-Muchacho -dijo Danglars-, trae recado de escribir.
-¡Recado de escribir! -murmuró Fernando.
-Puesto que soy editor responsable, ¿de qué instrumentos me he de servir sino de pluma, tinta y papel?
-¿Traes eso? -exclamó Fernando a su vez.
-En esa mesa hay recado de escribir -respondió el mozo señalando una inmediata.
-Tráelo.
El mozo lo cogió y lo colocó encima de la mesa de los bebedores.
-¡Cuando pienso -observó Caderousse, dejando caer su mano sobre el papel- que con esos medios se puede matar a un hombre con mayor seguridad que en un camino a puñaladas! Siempre tuve más miedo a una pluma y a un tintero, que a una espada o a una pistola.
-Ese tunante no está tan borracho como parece -dijo Danglars-. Echadle más vino, Fernando.
Fernando llenó el vaso de Caderousse, observándole atentamente, hasta que le vio, casi vencido por ese nuevo exceso, colocar, o más bien, soltar su vaso sobre la mesa.
-Conque... -murmuró el catalán, conociendo que ya no podía estorbarle Caderousse, pues la poca razón que conservaba iba a desaparecer con aquel último vaso de vino.
-Pues, señor, decía -prosiguió Danglars-, que si después de un viaje como el que acaba de hacer Dantés tocando  a  Nápoles  y  en  la  isla  de  Elba,  le  denunciase  alguien  al  procurador  del  rey  como  agente bonapartista...
-Yo le denunciaré -dijo vivamente el joven.
-Sí, pero os harán firmar vuestra declaración, os carearán con el reo, y aunque yo os dé pruebas para sostener la acusación, eso es poco; Dantés no puede permanecer preso eternamente; un día a otro tendrá que salir, y en el día en que salga, ¡desdichado de vos!
-¡Oh! Sólo deseo una cosa -dijo Fernando-, y es que me venga a buscar.
-Sí, pero Mercedes os aborrecerá si tocáis el pelo de la ropa a su adorado Edmundo.
-Es verdad -repuso Fernando.
-Nada, si nos decidimos, lo mejor es coger esta pluma simplemente, y escribir una denuncia con la mano izquierda para que no sea conocida la letra -contestó Danglars; y esto diciendo, escribió con la mano izquierda y con una letra que en nada se parecía a la suya acostumbrada, los siguientes renglones, que Fernando leyó a media voz:
Un amigo del trono y de la religión previene al señor procurador del rey que un tal Edmundo Dantés, segundo de El Faraón, que llegó esta mañana de Esmirna, después de haber tocado en Nápoles y en Porto-Ferrajo, ha recibido de Murat una misiva para el usurpador, y de éste otra carta para la junta bonapartista de París.
Fácilmente se tendrá la prueba de su crimen, prendiéndole, porque la carta se hallará sobre su persona, o en casa de su padre, o en su camarote, a bordo de El Faraón.
-Está bien -añadió Danglars-. De este modo vuestra venganza tendría sentido común, y de lo contrario podría recaer sobre vos mismo, ¿entendéis? Ya no queda sino cerrar la carta, escribir el sobre -y Danglars hizo como decía-: Al señor procurador del rey, y asunto concluido.
-Sí, asunto concluido -exclamó Caderousse, quien con los últimos resplandores de su inteligencia había escuchado la lectura, y comprendiendo por instinto todas las desgracias que podría causar tal denuncia; sí, negocio concluido; pero sería una infamia.
Y alargó el brazo para coger la carta.
-Por supuesto -dijo Danglars, apartándole la mano-, lo que digo no es más que una broma; y soy el primero que sentiría mucho que le sucediese algo a Dantés, a ese bueno de Dantés. Vamos, ¡no faltaba más...! -y cogiendo la carta, la estrujó entre los dedos, y la tiró a un rincón.
-¡Muy bien! -exclamó Caderousse-. Dantés es mi amigo, y no quiero que le hagan ningún daño.
-¿Quién diablos piensa en hacerle daño? A lo menos no seremos ni Fernando ni yo -dijo Danglars levantándose y mirando al joven, cuyos ojos estaban clavados en el papel delator tirado en el suelo.
-En tal caso -replicó Caderousse-, que nos den más vino, quiero beber a la salud de Edmundo y de la bella Mercedes.
-Bastante has bebido, ¡borracho! -dijo Danglars-; y como sigas bebiendo lo verás obligado a dormir aquí, porque seguramente no podrás tenerte en pie.
-¡Yo! -balbuceó Caderousse levantándose con la arrogancia del borracho-; ¡yo no poder tenerme!
¿Apuestas algo a que me atrevo a subir al campanario de las Accoules derechito, sin dar traspiés?
-Está bien -dijo Danglars-, hago la apuesta; pero la dejaremos para mañana. Ya es tiempo de que nos vayamos; dame el brazo.
-Vamos allá -dijo Caderousse-; mas para andar no necesito de lo brazo. ¿Vienes, Fernando? ¿Vuelves a Marsella con nosotros?
-No -respondió Fernando-; me vuelvo a los Catalanes.
-Haces mal; ven con nosotros a Marsella.
-Nada tengo que hacer en Marsella, y no quiero ir.
-Bueno, bueno, no quieres, ¿eh? Pues haz lo que lo parezca: libertad para todos en todo. Ven, Danglars, y dejémosle que vuelva a los Catalanes, si así lo quiere.
Danglars aprovechó este instante de docilidad de Caderousse para llevarle hacia Marsella; pero para dejar a Fernando más a sus anchas, en vez de irse por el muelle de la Rive-Neuve, echó por la puerta de Saint-Victor. Caderousse le seguía tambaleándose, cogido de su brazo. Apenas anduvieron unos veinte pasos, Danglars volvió la cabeza tan a tiempo, que pudo ver al joven abalanzarse al papel, que guardó en su bolsillo, dirigiéndose en seguida hacia Pillon.
-¡Calla! ¿Qué está haciendo? -dijo Caderousse-. Nos ha dicho que iba a los Catalanes, y se dirige a la ciudad. ¡Oye, Fernando, vas descaminado, oye!
-Tú eres el que no ves bien -dijo Danglars-. ¡Si sigue derecho el camino de las Vieilles Infirmeries.. . !
-Es cierto -respondió Caderousse-; pero hubiera jurado que iba por la derecha. Decididamente el vino es un traidor, que hace ver visiones.
-Vamos, vamos -murmuró Danglars-, que la cosa marcha, y sólo cabe dejarla marchar.


回复

使用道具 举报

381

主题

60

回帖

1915

积分

管理员

Rank: 9Rank: 9Rank: 9

积分
1915
 楼主| 发表于 2019-6-5 16:59:56 | 显示全部楼层
《基督山伯爵》第一部分第四章 阴谋
-------------------------------------------------------
腾格拉尔的眼睛一直随着爱德蒙和美塞苔丝,直到他们消失在圣·尼古拉堡的一个拐角处才回过头来仔细地观察弗尔南多,弗尔南多已经倒在椅子里,脸色苍白,浑身发抖,卡德鲁斯正在一边含糊地唱歌一边喝酒。
  “我亲爱的先生,”腾格拉尔对弗尔南多说,“这桩婚事,并不能使人人快活。”
  “它使人失望。”弗尔南多说。
  “那么,你也爱美塞苔丝吗?”
  “我崇拜她!”
  “你爱上她很久了吗?”
  “从第一次见她,我就爱上她了。”
  “既然这样,那么你为什么不去想个补救的办法。见鬼,我想不到你们迦太人会这样窝囊。”
  “你叫我怎么办”弗尔南多说。
  “我怎么知道?这是我的事吗?又不是我爱上了美塞苔丝小姐——是你。‘找吧,’福音书上说,‘你总会找到的。’”
  “我已经找到了。”
  “什么?”
  “我要杀了那个男的,那个女人曾经对我说,如果她的未婚夫遭到什么不幸,她就会自杀的。”
  “得了吧,人都会这么说的,但决不会真的去做的。”
  “你不了解美塞苔丝,她是说得出来,就做得到的。”
  “傻瓜!”腾格拉尔自言自语地说,“只要唐太斯当不上船长就行,她自杀不自杀跟我有什么关系?”
  “如果美塞苔丝死了,”弗尔南多语气坚决地说,“那我也情愿死。”
  “这就是我所说的爱情!”卡德鲁斯说,他的口齿比刚才更加含糊不清了,“这是爱情!,否则我就不知道爱情究竟是什么了。”
  “喂,”腾格拉尔说,“我看你倒是个老实人,活该我倒霉,我倒愿意帮你的忙,可是——”
  “喂,”卡德鲁斯说,“可是什么?”
  “亲爱的人,”腾格拉尔回答说,“你现在已经醉得差不多了,喝光这一瓶,你就会烂醉了,去喝吧,别来打扰我们的事情,因为这事得动一下脑筋才能冷静地下判断。”
  “我喝酒!”卡德鲁斯说,“好,那倒不错!这种酒瓶还没有香水瓶子大,我能喝上四瓶,邦费勒老爹,再拿点酒来!”卡德鲁斯用他的酒杯敲着桌子嚷道。
  “先生,你刚才说——?”弗尔南多等这一段插话一说完就着急的问道。
  “我刚才说什么来着?我怎么想不起来。卡德鲁斯这个酒鬼把我的思路给打断了。”
  “爱喝就喝,那些怕酒的人就不敢喝,因为他们心里怀着鬼胎,怕给酒勾出来。”卡德鲁斯此时又哼起了当时一首极流行的歌曲的最后两句来:
  坏蛋个个都喝水,
  洪水可以做证人
  “先生,你刚才说你很愿意帮我的忙,就是——”
  “对了,就是我附带说一句,我帮你的忙,只要唐太斯娶不到你所爱的那个人就算了,我看,那件事是不难办到的,只是不必非把唐太斯置于死地。”
  “只有死才能拆开他们。”弗尔南多说。“看你讲话的这个样子,真象一个呆子,朋友,”卡德鲁斯说,“这位是腾格拉尔,他是一个诡计多端的智多星,他马上就能证明你错了,证明给他看,腾格拉尔。我来代你回答吧。唐太斯不一定非死不可,假如他死了,也实在太可惜了,唐太斯是个好人。我喜欢唐太斯。唐太斯,祝你健康!”
  弗尔南多不耐烦地站起来。“让他去说吧。”腾格拉尔按住那青年说,“他虽喝醉了,但讲的话倒也不失道理。分离和死亡会产生同样的结果,假如爱德蒙和美塞苔丝之间隔着一道监狱的墙,那么他们不得不分手,其结果与让他躺的坟墓里一样的。”
  “不错,但关在牢里的人是会出来的,”卡德鲁斯说,他凭着尚存的一些理智仍在努力倾听着谈话,“而他一旦出来,象爱德蒙·唐太斯这样的人,他报起仇来——”
  “那有什么可怕?”弗尔南多轻声地说。
  “噢,我倒知道,”卡德鲁斯说,“凭什么把唐太斯关到牢里去?他又没有抢劫,杀人,害人。”
  “闭嘴。”腾格拉尔说。
  “我就不闭嘴!”卡德鲁斯继续说,“凭什么关系把唐太斯关到牢里去。我喜欢唐太斯。唐太斯我祝你健康!”他又喝了一杯酒。
  腾格拉尔看到那裁缝的神色已经恍恍惚惚了,知道酒性已经发作了,便转过去,对弗尔南多说:“喂,你知道没人非要让他死不可。”
  “那当然了,假如象你刚才所说的那样,你有办法可以使唐太斯被捕,那当然就没有这个必要了。你有办法吗?”
  “只要去找,总是有办法的?”
  “我不知道这事究竟是否与你有关,”弗尔南多抓住他的手臂说,“但我知道,你对唐太斯也一定怀有某种私怨,因为心怀怨恨的人是决不会看错别人的情绪的。”
  “我?我怀有恨唐太斯的动机?不!我发誓!我是看到你很不快活,而我又很关心你,仅此而已,既然你认为我怀有什么私心,那就再见吧,我亲爱的朋友,你自己想办法解决这事吧。”腾格拉尔站起来装作要走的样子。
  “不,不,”弗尔南多拉住他的手说,“请别走!你究竟恨不恨唐太斯与我没有关系。我是恨他!我可以公开宣布恨他。只要你能有办法,我就来干,——只要不杀了他就行,因为美塞苔斯曾说过,假如唐太斯死了,她也要去自杀。”
  卡德鲁斯本来已把头伏在桌子上,现在忽然抬起头来,用他那迟钝无光的眼睛望着弗尔南多说:“杀唐太斯!谁说要杀唐太斯?我不愿意他死——我不愿意!他是我的朋友,今天早上还说要借钱给我,象我借给他一样。我不许人杀唐太斯——我不许!”
  “谁说过要杀他了,你这傻瓜!”腾格拉尔答道。“我们只是开开玩笑而已,喝杯酒,祝他身体健康吧,”他给卡德鲁斯倒满了酒,又说,“别来打扰我们。”
  “对,对,为唐太斯身体健康干杯!”卡德鲁斯把酒一饮而尽说,“这杯祝他身体健康祝他健康!嗨!”
  “可是办法,——办法呢?”弗尔南多说。
  “你还一点也想不起来吗?”
  “没有,办法得由你想。”
  “真的,”腾格拉尔说道,“法国人比西班牙人强,西班牙人还在苦苦思考之时,法国人则一拍脑袋主意就来了。”
  “那么你有主意了吗?”弗尔南多不耐烦地说。
  “伙计,”腾格拉尔说。“把笔墨纸张拿过来。”
  “笔墨纸张?”弗尔南多咕哝的说。
  “是的,我是一个押运员。笔墨和纸张是我的工具,没有工具我是什么事都做不了的。”
  “把笔墨纸张拿来!”弗尔南多大声喊道。
  “都在那张桌子上。”侍者指指文具说。
  “拿到这儿来。”
  侍者听命给他拿了过来。
  卡德鲁斯手按着纸说:“想到用这东西杀人比候在树林旁边暗杀还要牢靠,也太令人寒心了!我一向就害怕笔、墨水和纸,比害怕刀剑或手枪还要厉害。”
  “这家伙看来并不象他外表那样醉的厉害,”腾格拉尔说,“再灌他几杯,弗尔南多。”
  弗尔南多又给卡德鲁斯斟满酒,后者原是一个酒徒,一看见酒,便放开了纸,抓起了酒杯。那迦太兰人一直看着卡德鲁斯,直看到他在这次进攻之下毫无招架之力,把酒杯象掉下来似的放到桌上为止。
  “好了!”那迦太兰人看到卡德鲁斯最后的一点理智也消失在这杯酒里了,才又继续说道。
  “好了,那么,譬如说,”腾格拉尔重又继续说道,“唐太斯现在刚刚航海回来,途中又在厄尔巴岛靠过,这次航海以后,假如有人向检察官告发,说他是一个拿破仑党的眼线的话——”
  “我去告发他!”青年连忙喊道。
  “好的,但这样他们就会叫你在告发书上签名的,还叫你和被告对质,我可以给你提供告发他的资料,因为我对于事实知道得很清楚。但唐太斯不会在牢里给关一辈子的,总有一天他会出来的。他一出来,必定要找那个使他入狱的人报仇的。”
  “嘿,我就盼着他来找我打架呢。”
  “是的,可是美塞苔丝,——美塞苔丝呢,只要你碰破她心爱的爱德蒙一层皮,她就会痛恨你的呀!”
  “一点不错!”弗尔南多说。
  “不行,不能这样做!”腾格拉尔继续说,“但是假如我们决定采取我现在所说的这个办法,那就好得多了,只要这支笔,蘸着这瓶墨水,用左手(那样笔迹就不会被人认出来)写一封告密信就得了。”腾格拉尔一面说着一面写了起来,他用左手写下了几行歪歪斜斜的根本看不出是他自己的笔迹的文字,然后他把那篇文字交给弗尔南多,弗尔南多低声读道:“检察官先生台鉴,敝人拥护王室及教会之人士,兹向您报告有爱德蒙·唐太斯其人,系法老号之大副,今晨自士麦拿经那不勒斯抵埠,中途曾停靠费拉约港。此人受缪拉之命送信与逆贼,并受逆贼命送信与巴黎拿破仑党委员会。犯罪证据在将其逮捕时即可获得,信件不是在其身上,就是在其父家中,或者在法老号上他的船舱里。”
  “好极了,”腾格拉尔说,“这样你的报仇就不会被人知道了,这封信自可生效,而且肯定追究不到你的头上来的。没什么别的事了,只要象我这样把信折叠起来,写上‘呈交皇家检察官阁下’,一切就都解决了。”腾格拉尔一面说着,一面把收信人的姓名地址都写在了上面。
  “不错,一切都解决了!”卡德鲁斯喊道,他凭着最后一点清醒已听到了那封信的内容,知道如果这样一去告密,会出现什么样的后果,“不错,一切都解决了,只是这样做太可耻了,太不名誉了!”他伸手想拿那封信。
  “是的,”腾格拉尔说,一面把信移开了,使他拿不到,“我刚才所说所做的不过是开开玩笑而已,假如唐太斯,这位可敬的唐太斯遭到了什么不幸,我会第一个感到难过的,你看,”他拿起了那封信,把它揉成一团,抛向凉棚的一个角落里。
  “这就对了!”卡德鲁斯说。“唐太斯是我的朋友,我可不能让他被人陷害。”
  “哪个鬼家伙想陷害他?肯定不是我,弗尔南多也不会!”
  腾格拉尔说着便站了起来望了一眼那个青年,青年依旧坐着,但眼睛却盯在了那被抛在角落里的告密信上。
  “既然这样,”卡德鲁斯说道,“我们再来喝点酒吧。我想再喝几杯来祝德爱德蒙和那可爱的美塞苔丝健康。”
  “你已经喝得不少了啦,酒鬼,”腾格拉尔说,“你要是再喝,就得睡在这儿了,因为你连站都站不起来了。”
  “我喝多了。”卡德鲁斯一面说,一面带着一个醉鬼被冒犯时的那副样子站了起来,“我站不起来了?我跟你打赌,我能一口气跑上阿歌兰史教堂的钟楼,连脚步都不会乱!”
  “好吧!”腾格拉尔说,“我跟你打赌,不过等明天吧,——今天该回去了。我们走吧,我来扶你。”
  “很好,我们这就走,”卡德鲁斯说,“但我可用不着你来扶。走,弗尔南多,你不和我们一块儿回马赛吗?”
  “不,”弗尔南多回答,“我回迦太兰村。”
  “你错啦。跟我们一起到马赛去吧,走吧。”
  “我不去。”
  “你这是什么意思?你不去?好,随你的便吧,我的小伙子,在这个世界上人人都是自由的。走吧,腾格拉尔,随那位先生的便罢,他高兴就让他回迦太兰村去好了。”
  腾格拉尔这时是很愿意顺着卡德鲁斯的脾气行事的,他扶着他踉踉跄跄地沿着胜利港向马赛走去。
  他们大约向前走了二十码左右,腾格拉尔回过头来,看见弗尔南多正在弯腰捡起那张揉皱的纸,并塞进他的口袋里,然后冲出凉棚,向皮隆方面奔去。
  “咦,”卡德鲁斯说,“看,他多会撒谎!他说要回迦太兰村去,可却朝城里那个方向走去了。喂,弗尔南多!”
  “唔,是你弄错了,”腾格拉尔说,“他一点没错。”
  “噢,”卡德鲁斯说,“我还以为他走错了呢,酒这东西真会骗人!”
  “哼,”腾格拉尔心里想,“这件事我看开端还不错,现在只待静观它的发展了。”
  (第四章完)
  ————————————————————
回复

使用道具 举报

您需要登录后才可以回帖 登录 | 立即注册

本版积分规则

Archiver|手机版|小黑屋|estraducir.com

GMT+8, 2024-4-19 11:19 , Processed in 0.051462 second(s), 21 queries .

Powered by Discuz! X3.4

© 2001-2023 Discuz! Team.

快速回复 返回顶部 返回列表